Metodología de ELE


El punto de partida para poder reflexionar sobre el aprendizaje llevado a cabo durante el primer semestre en el curso de Metodología de ELE ha sido uno de los apartados objeto de la tarea final de la asignatura, concretamente, el que preveía el desarrollo de unas reflexiones personales a partir de la contestación a la pregunta ¿Qué me llevo en la maleta? 







He escogido ese apartado como muestra de aprendizaje porque para su elaboración, efectivamente, he tenido que recorrer todos los aprendizajes más relevantes llevados a cabo durante unos meses, por lo que su realización ha sido realmente un momento de reflexión. A continuación, se destacarán los aprendizajes que he considerado más significativos.

Uno de los primeros pasos fue el de explorar el aula de ELE, entendida como contexto de aprendizaje y como contexto físico. Según el primero, se ha definido como un espacio de interacción social en el que se discuten temáticas de interés de los aprendices y se ha observado como este último aspecto contribuye a dotar sus contenidos de un carácter significativo. En dicho espacio se entrelazan numerosas realidades: el objeto de estudio y el medio para abordarlo (que se concretan en la misma naturaleza -lengua española-), la posición del docente, su tiempo de habla y el de los alumnos, los niveles de las habilidades de estos últimos, las personalidades que los identifican, sus diferencias culturales y sus cuestiones afectivas. En cambio, según el segundo, se ha considerado que la disposición física del aula marca una política educativa. Efectivamente, se ha observado como la estructura de diferentes espacios (filas horizontales, forma de círculo o de U, forma de pasillo, bloques) designa un carácter más o menos comunicativo. 

Tras haber reflexionado sobre todos los factores que crean el escenario de un aula de ELE, se ha entrado, en mayor medida, en las fases que caracterizan (o que deberían caracterizar) la estructura de una clase: comienzo, desarrollo y cierre:

Comienzo



Desarrollo



Cierre


Cabe añadir que se ha dedicado también particular atención a otros aspectos. Concretamente, al papel que desempeña la pizarra en el aula, por lo tanto, a cómo tendría que estar organizada, a lo que tendría que contener y lo que no (según el caso) y en qué manera se tendrían que estructurar las informaciones escritas; todo lo dicho, siempre teniendo en cuenta que no representa otra cosa que los que vendrían a ser los apuntes de los estudiantes.

Como futura docente de ELE, considero que todo lo que me ha permitido aprender este curso, nada excluido, formará parte de los conocimientos que me llevaré en la maleta a la hora de enseñar. Si bien habrá conceptos que se necesitará llevar a la práctica más que otros y si bien algunas realidades académicas podrían limitar sus concretas aplicaciones, creo que es recomendable absorber todos los inputs posibles a lo largo de un proceso de formación. No tuve experiencia como docente de ELE, excepción hecha para unas prácticas que llevé a cabo en una escuela pública italiana a lo largo de 6 meses. En un primer momento participé como observadora y, en un segundo, desempeñé un papel activo como asistente y colaboradora de la docente que impartía clases. No obstante, nunca había pensado en que, por ejemplo, detrás de un objeto tan común en el aula como es la pizarra habrían podido esconderse tantas cuestiones interesantes o en que una disposición u otra del aula habría podido marcar ideologías tan distintas.









Hay aspectos que, quizás por haber estado prevalentemente en la posición de estudiante, he dado por sentados o no han gozado de mi particular atención cuando, en cambio, habrían tenido. Por lo tanto, una de las cosas que más agradezco de este curso es que, gracias a la capacidad de la docente de transmitir sus conocimientos y gracias a los contenidos que se han tratado, he podido aprender muchas cosas nuevas y he podido reflexionar sobre realidades en las que nunca me había parado en pensar antes. Es más, he entendido que son factores que tienen importancia en un contexto ELE y, así, que no se puede prescindir de su consideración. Está claro que llevar a la práctica lo que se ha adquirido en el aula es un paso que requiere trabajo constante, pero también es cierto que el conocimiento y el aprendizaje son dos puntos de partida fundamentales.











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