He experimentado sistemas educativos en los que -quizás
por cuestiones culturales y por las mismas ideologías arraigadas en la
sociedad- le confieren a la evaluación
un carácter valorativo que tiende a la idea de juicio personal y reto. Lo
dicho no favorece el aprendizaje significativo de los estudiantes que ven el
proceso evaluativo como una amenaza y
como un obstáculo que, si no se supera, lleva al fracaso. Personalmente, aunque
esta sea la idea que se transmite y se percibe de la evaluación, creciendo y
alejándome de la visión común, he entendido que la evaluación no es la meta,
sino el medio.
Abordar el tema empezando este curso me ha permitido
reflexionar sobre las creencias que he visto formándose en los sistemas
educativos en los que estuve involucrada durante muchos años y sobre la concepción
que he ido formando y cambiando yo a lo largo del tiempo. Asimismo, he visto
reflejada la personal opinión de que la
evaluación no es la meta, sino el medio, precisamente en la diferencia que
hay entre evaluación del proceso y evaluación del producto. Conocer y profundizar
en los conceptos de evaluación
normalizada y evaluación auténtica
me ha permitido reflexionar sobre mi personal experiencia como estudiante, antes
y hoy, y elaborar consideraciones poniéndome en el papel de docente de ELE en
un futuro.
Por último, cabe destacar que, algunos de los aspectos
que desconocía o que, quizás, no había tenido en cuenta en la justa medida y que,
en cambio, entran en juego en el proceso evaluativo, son los que propone
William (2001). A continuación, una muestra del artículo objeto de sus aportaciones:
William, Dylan (16 de septiembre de 2011). The
bridge between teaching and learning: What assessment can-and cannot-do. Pedagogiska Magasinet.
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